miércoles, 15 de abril de 2009

Vázquez de Mella


“Los hombres grandes son aquellos que saben conservar, en una sociedad intangible, la herencia de la tradición; los que no sólo la conservan, sino que la corrigen; o los que, no satisfechos con conservarla y corregirla, la perfeccionan y aumentan. Y el más tradicionalista no es el que sólo conserva, sino el que además de conservar, corrige, añade y acrecienta, porque sigue mejor el ejemplo de los fundadores, no limitando se a mantener el caudal, sino haciendo lo que ellos hicieron: producir y prolongar con el progreso de sus obras. Por eso los hombres más grandes de la historia son los tradicionalistas; es decir, los que no dejan tras de sí más que tradición. Solo el vulgo que no funda no transmite nada propio: y muchas veces, sin conocerlas siquiera, repudia las herencias de los demás. En suma, la autonomía individual es la soledad del aislamiento, rompiendo la trama social de las generaciones e interrumpiendo bruscamente, si a tanto alcanza su fuerza disolvente, la continuidad de la vida de un pueblo. La tradición es la familia agrupada en derredor de mismo hogar, en donde se sustituyen los hombres y las llamas, que duran más que los hombres”.

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