domingo, 8 de mayo de 2011

Comunicado de la Comunión Tradicionalista Carlista ante las próximas elecciones

Muchos son los que, equivocadamente, nos piden consejo sobre qué partido hay que votar en estas elecciones. Decimos "equivocadamente", pues España no necesita de buena gente que vote a determinados partidos y luego se olvide de la acción política durante cuatro años.

Nosotros les conminamos a la acción política diaria. Ante el deseo por incidir en la vida pública a través de las elecciones, sólo podemos afirmar la licitud del voto para aquellos partidos de cuyos programas se desprendan los cuatro puntos no negociables expresados por el Papa Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis, al proponer: "el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables". Pero hemos de advertir sobre muchos partidos institucionalizados que, en bocas de sus dirigentes, se demuestran filocristianos, pero que en el orden práctico siempre han obviado defender hasta sus últimas consecuencias estos puntos. Especialmente advertimos contra la hipocresía de los autoproclamados "democratacristianos", que apelan a los valores cristianos para conseguir votos y luego, escudándose en la prudencia u otras excusas, apoyan legislaciones anticristianas. Muchos son los partidos que se presentarán a las próximas elecciones.

Algunas propuestas incluso son atractivas, pues pretenden romper con el actual dominio partitocrático. Nosotros animamos a aquellos que deseen participar en estas elecciones, como un medio más de contribuir al necesario cambio político, a leer sus programas y confrontarlos con los cuatro principios no negociables. También creemos necesario advertir contra la "idolatría democrática", esto es de aquellos que piensan que votar es un deber de conciencia, aunque no haya alternativas válidas según su conciencia. Nosotros creemos que la acción política es posible más allá de la mera participación electoral. Por eso, nos vemos en la obligación de advertir que votar, como muchos así lo hacen, no exime de las responsabilidades políticas ni de nuestro deber para con el bien común. Recordamos que votar viene a ser como entregar una parte de la voluntad a una organización política, para que luego la administre según su voluntad. Por eso el acto de votar no puede ser fruto de una frivolidad, o necesidad psicológica, sino de una profunda reflexión. Y, en este sentido, proclamamos que también es válida la abstención como manifestación de la conciencia política. En una situación tan dramática como la española, es preciso, más que nunca, forjar sanamente la conciencia, no dejarse embaucar por cantos de sirena que suenan bien, pero que luego matan el espíritu. Si deseamos un verdadero cambio político, no lo conseguiremos en estas elecciones. El cambio político exige la configuración de una resistencia política frente a la presente situación. Y la resistencia política, a su vez, requiere de hombres y mujeres dispuestos a sobrellevar una lucha diaria en el orden personal, cultural y social. Si deseamos un cambio político, éste no vendrá meramente por depositar un voto en una urna. Si este gesto no viene acompañado de la formación, de la resistencia a las imposiciones culturales, las denuncias constantes a los abusos de poder, las acciones concretas en el día a día, de nada servirá.

Apelamos a Nuestra Señora la Virgen María para que nos guíe en estas horas aciagas.

Junta de Gobierno de la CTC

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