Madrid, lunes de Pascua, 13 abril 2009. El Servicio de Prensa y Documentación de la Comunión Tradicionalista desea a los suscriptores y amigos de FARO una feliz Pascua de Resurrección.
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Jueves Santo, 9 abril 2009. La hora de la desolación ha llegado; los altares han sido desnudados. El amor de Dios, encarnado para pagar por nuestros pecados y abrirnos las puertas del Cielo, camina hacia su terrible pasión.
En estos años de confusión se ha extendido la práctica de añadir sobrenombres a las fiestas de la Santa Madre Iglesia; al Jueves Santo lo llaman "día del amor fraterno". En nombre de un supuesto "amor fraterno" se nos intenta imponer muchas cosas; no la menos grave, se intenta que consintamos y aun colaboremos con la nueva invasión mahometana.
Hoy estábamos leyendo varios números de este año de la revista católica antimodernista sì sì no no (edición española, Apartado de Correos 16.151, 28080 Madrid; suscripción anual, doce números, desde 25 €). El número 198, enero 2009, ofrece en portada un estudio imprescindible, "La reviviscencia del americanismo". Y en la contraportada, esta carta de un lector de la edición romana:
"Soy un católico de 'mediana edad' comprometido desde hace muchos años en el voluntariado cristiano, sobre todo en relación con los extranjeros denominados 'extracomunitarios'. Precisamente fue en este servicio donde vine en conocimiento, por desgracia, de cosas que me turbaron, en particular tocante a la inmigración islámica. No puedo dejar de pensar en la loca propuesta de aquel párroco italiano que, hace tiempo, invitó a sus feligreses a invocar a Alá en vez de a nuestro Dios...
"Hace tiempo que algunos musulmanes ayudados por nosotros y 'regularizados' (ex 'clandestinos') se convirtieron, por la gracia de Dios, a la fe cristiana. Como efecto de esta conversión se sintieron libres de revelar algunos manejos realizados entre bastidores que me conmovieron profundamente. Procuraré aquí sintetizar lo más importante.
"Tras los imparables flujos de inmigrantes clandestinos del norte de África, Oriente Medio, etc., está la presión de los imanes radicales, que incitan a los islamitas, en sus predicaciones, a 'colonizar' las tierras cristianas. Buena parte de los miles de dólares que cada 'clandestino' paga (para viajar en pateras, barcas, etc.) termina en fondos especiales consagrados a la difusión del Islam. Todo musulmán tiene la obligación de efectuar donativos pro-islam. Se provee a menudo de costosos teléfonos móviles a los tripulantes 'clandestinos' para que emitan SOS cerca de las costas italianas y europeas (con números grabados en la memoria de los aparatos). Se engrosa adrede el número de pasajeros con mujeres preñadas y niños para inspirar lástima a los cristianos.
"A los moros que se despacha así para Europa se les exhorta expresamente a no ser gravosos con los centros islámicos, de los que no deben impetrar ni siquiera la satisfacción de las necesidades más elementales; se garantiza de ese modo que las enormes sumas invertidas (sobre todo por parte de Arabia Saudita) en la islamización se gasten efectivamente en beneficio del Islam. De ahí que los agarenos en cuestión deban dirigirse a Cáritas para comer, vestirse, etc. Está claro que ésta es ni más ni menos que una táctica para 'desangrar' a los cristianos privándolos de recursos.
"Se les exhorta asimismo a formar nuevas comunidades islámicas y solicitar de autoridades locales la concesión de lugares de culto para emplearlos como mezquitas (y centros de cultura islámica). A fin de obtener esto se aconseja la ocupación de calles y plazas los viernes, días de plegaria para los moros: el éxito está asegurado con una masa de 'fieles' prostrados en oración y ocupando el espacio público. O bien se les exhorta a conseguir que los curas y obispos católicos les cedan iglesias y locales parroquiales a la espera de una mezquita. La cesión de iglesias cristianas o locales parroquiales, sobre todos si se hallan despojados temporalmente de símbolos cristianos (cruces, imágenes sagradas, tabernáculos, etc.), es vista como un signo claro de la promesa de Alá de someter a los infieles. Saben que las leyes italianas (y las europeas en general) están de su parte. Y deben reproducirse, multiplicarse en número, para tener derechos; deben impugnar la presencia de símbolos cristianos en las escuelas, los edificios públicos, etc.; deben reivindicar el derecho a la oración de los viernes, a las fiestas islámicas y a los alimentos islámicos (p. ej., en los colegios, etc.); en pocas palabras: han de penetrar en el tejido cristiano para islamizarlo, o para privarlo de alguna manera, y cada vez más, de sus motivaciones religiosas.
"¡Y pensar que la gran financiadora de mezquitas y centros islámicos es Arabia Saudita, 'custodio' celoso de La Meca e inspiradora del radicalismo islámico wahabita! En su casa defiende la específica (y única) identidad islámica, pero en la casa de los demás reivindica derechos y demuele el cristianismo desde dentro, favorecida por los mismos cristianos. ¿No es este un suicidio colectivo de la Europa cristiana o, al menos, de lo que queda de ella?
"Doy gracias a Dios por haberme abierto los ojos. Por desgracia, el catolicismo es hoy rehén del irenismo postconciliar y del mundialismo que todo lo disuelve.
"Se me olvidaba decir que a los 'inmigrantes' islámicos se les exhorta también a no mezclarse con los 'infieles' como no sea para conquistarlos (p. ej., mediante los matrimonios 'mixtos'). ¡Que la Virgen santísima y Nuestro Señor Jesucristo nos despierten!"
A las circunstancias que describe el lector italiano de sì sì no no, podemos en España añadir el papel director de la corte marroquí, tan estrechamente ligada a La Zarzuela (como la familia "real" saudita, o los emires de Kuwait), en el tráfico de personas y droga por el Estrecho, así como las oleadas de inmigrantes desde el África negra, mahometanos la mayoría, fase de invasión que por épocas adquiere tintes dramáticos, especialmente en las costas canarias. Podemos asimismo añadir el papel decididamente pro mahometano de ciertos prelados y religiosos, como el saliente Arzobispo de Sevilla y antiguo de Tánger, el Cardenal Amigo, y sus protegidos los Franciscanos de la Cruz Blanca; las liturgias islamizadas de ciertos jesuitas; el apoyo al Islam de los partidos del sistema, simbolizado en un Partido Popular de Melilla que reclama la oficialización de la fiesta mahometana del cordero; etcétera. Amigos del Islam, enemigos de la Cruz de Cristo.
Que Nuestro Señor Jesucristo se apiade de nosotros.
En estos años de confusión se ha extendido la práctica de añadir sobrenombres a las fiestas de la Santa Madre Iglesia; al Jueves Santo lo llaman "día del amor fraterno". En nombre de un supuesto "amor fraterno" se nos intenta imponer muchas cosas; no la menos grave, se intenta que consintamos y aun colaboremos con la nueva invasión mahometana.
Hoy estábamos leyendo varios números de este año de la revista católica antimodernista sì sì no no (edición española, Apartado de Correos 16.151, 28080 Madrid; suscripción anual, doce números, desde 25 €). El número 198, enero 2009, ofrece en portada un estudio imprescindible, "La reviviscencia del americanismo". Y en la contraportada, esta carta de un lector de la edición romana:
"Soy un católico de 'mediana edad' comprometido desde hace muchos años en el voluntariado cristiano, sobre todo en relación con los extranjeros denominados 'extracomunitarios'. Precisamente fue en este servicio donde vine en conocimiento, por desgracia, de cosas que me turbaron, en particular tocante a la inmigración islámica. No puedo dejar de pensar en la loca propuesta de aquel párroco italiano que, hace tiempo, invitó a sus feligreses a invocar a Alá en vez de a nuestro Dios...
"Hace tiempo que algunos musulmanes ayudados por nosotros y 'regularizados' (ex 'clandestinos') se convirtieron, por la gracia de Dios, a la fe cristiana. Como efecto de esta conversión se sintieron libres de revelar algunos manejos realizados entre bastidores que me conmovieron profundamente. Procuraré aquí sintetizar lo más importante.
"Tras los imparables flujos de inmigrantes clandestinos del norte de África, Oriente Medio, etc., está la presión de los imanes radicales, que incitan a los islamitas, en sus predicaciones, a 'colonizar' las tierras cristianas. Buena parte de los miles de dólares que cada 'clandestino' paga (para viajar en pateras, barcas, etc.) termina en fondos especiales consagrados a la difusión del Islam. Todo musulmán tiene la obligación de efectuar donativos pro-islam. Se provee a menudo de costosos teléfonos móviles a los tripulantes 'clandestinos' para que emitan SOS cerca de las costas italianas y europeas (con números grabados en la memoria de los aparatos). Se engrosa adrede el número de pasajeros con mujeres preñadas y niños para inspirar lástima a los cristianos.
"A los moros que se despacha así para Europa se les exhorta expresamente a no ser gravosos con los centros islámicos, de los que no deben impetrar ni siquiera la satisfacción de las necesidades más elementales; se garantiza de ese modo que las enormes sumas invertidas (sobre todo por parte de Arabia Saudita) en la islamización se gasten efectivamente en beneficio del Islam. De ahí que los agarenos en cuestión deban dirigirse a Cáritas para comer, vestirse, etc. Está claro que ésta es ni más ni menos que una táctica para 'desangrar' a los cristianos privándolos de recursos.
"Se les exhorta asimismo a formar nuevas comunidades islámicas y solicitar de autoridades locales la concesión de lugares de culto para emplearlos como mezquitas (y centros de cultura islámica). A fin de obtener esto se aconseja la ocupación de calles y plazas los viernes, días de plegaria para los moros: el éxito está asegurado con una masa de 'fieles' prostrados en oración y ocupando el espacio público. O bien se les exhorta a conseguir que los curas y obispos católicos les cedan iglesias y locales parroquiales a la espera de una mezquita. La cesión de iglesias cristianas o locales parroquiales, sobre todos si se hallan despojados temporalmente de símbolos cristianos (cruces, imágenes sagradas, tabernáculos, etc.), es vista como un signo claro de la promesa de Alá de someter a los infieles. Saben que las leyes italianas (y las europeas en general) están de su parte. Y deben reproducirse, multiplicarse en número, para tener derechos; deben impugnar la presencia de símbolos cristianos en las escuelas, los edificios públicos, etc.; deben reivindicar el derecho a la oración de los viernes, a las fiestas islámicas y a los alimentos islámicos (p. ej., en los colegios, etc.); en pocas palabras: han de penetrar en el tejido cristiano para islamizarlo, o para privarlo de alguna manera, y cada vez más, de sus motivaciones religiosas.
"¡Y pensar que la gran financiadora de mezquitas y centros islámicos es Arabia Saudita, 'custodio' celoso de La Meca e inspiradora del radicalismo islámico wahabita! En su casa defiende la específica (y única) identidad islámica, pero en la casa de los demás reivindica derechos y demuele el cristianismo desde dentro, favorecida por los mismos cristianos. ¿No es este un suicidio colectivo de la Europa cristiana o, al menos, de lo que queda de ella?
"Doy gracias a Dios por haberme abierto los ojos. Por desgracia, el catolicismo es hoy rehén del irenismo postconciliar y del mundialismo que todo lo disuelve.
"Se me olvidaba decir que a los 'inmigrantes' islámicos se les exhorta también a no mezclarse con los 'infieles' como no sea para conquistarlos (p. ej., mediante los matrimonios 'mixtos'). ¡Que la Virgen santísima y Nuestro Señor Jesucristo nos despierten!"
A las circunstancias que describe el lector italiano de sì sì no no, podemos en España añadir el papel director de la corte marroquí, tan estrechamente ligada a La Zarzuela (como la familia "real" saudita, o los emires de Kuwait), en el tráfico de personas y droga por el Estrecho, así como las oleadas de inmigrantes desde el África negra, mahometanos la mayoría, fase de invasión que por épocas adquiere tintes dramáticos, especialmente en las costas canarias. Podemos asimismo añadir el papel decididamente pro mahometano de ciertos prelados y religiosos, como el saliente Arzobispo de Sevilla y antiguo de Tánger, el Cardenal Amigo, y sus protegidos los Franciscanos de la Cruz Blanca; las liturgias islamizadas de ciertos jesuitas; el apoyo al Islam de los partidos del sistema, simbolizado en un Partido Popular de Melilla que reclama la oficialización de la fiesta mahometana del cordero; etcétera. Amigos del Islam, enemigos de la Cruz de Cristo.
Que Nuestro Señor Jesucristo se apiade de nosotros.
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Valladolid, 8 abril 2009. La organización internacional FACUA, que se presenta como "asociación de consumidores", intenta lanzar una campaña contra la Semana Santa y en favor del aborto provocado, con dos niveles de agresividad.
Así, la organización nacional lamenta en un comunicado que "ciertas hermandades" conviertan las procesiones "en manifestaciones políticas contra el aborto" y "hace un llamamiento a la responsabilidad de las hermandades y les pide que no perviertan y dañen, convirtiéndolas en instrumentos políticos, manifestaciones religiosas y culturales del prestigio de las procesiones de Semana Santa". FACUA continúa diciendo que "la celebración de manifestaciones de carácter político está supeditada a la previa autorización de la autoridad competente. Así, si no se ha solicitado y obtenido previamente permiso para ello, no puede considerarse admisible la conversión de un acto religioso en una manifestación política, a través de la exhibición de lazos blancos en las varales de los pasos, símbolo que públicamente se ha difundido como una muestra de repulsa al aborto y a la modificación de la ley que lo regula. Símbolo que resulta, en la práctica, similar a la exhibición de pancartas. Ante esta situación, FACUA pide la aplicación de las sanciones establecidas por la legislación a las hermandades que incurran en estas prácticas, ante la falta de respeto a las reglas de juego democrático".
Se pone de manifiesto que "las reglas de juego democrático" sirven para imponer a los creyentes qué pueden y qué no pueden creer y manifestar, para intervenir directamente en la enseñanza de la Iglesia. Disparate al que han coadyuvado tanto los tibios, superficiales y falsos católicos que han impedido una postura unánime de las cofradías y hermandades, descolgándose incluso con declaraciones que dan a entender una "pluralidad de opiniones" respecto del terrorismo abortista (sin que las autoridades eclesiásticas hayan tomado medidas, por supuesto), como los hipócritas que insisten en manifestarse contra el actual proyecto de ley de plazos sobre el aborto, pero no contra el aborto ni contra la legislación vigente, con la cual han sido asesinados millones de niños (millones, en plural, si sumamos al aborto quirúrgico el aborto químico-farmacológico legalizado por el PP).
En un segundo nivel, más agresivo todavía, FACUA de Castilla y León, respaldada por su organización nacional, dice que la Semana Santa "hasta la fecha fue folklore y parafernalia" (sic) y pide al Delegado del Gobierno notifique a todas las juntas de cofradías de Semana Santa que, "si lucen un lazo blanco alguno de los cofrades o en un objeto de la procesión", deben informar de manera previa a los subdelegados del Gobierno de cada provincia. En caso contrario, FACUA pide que se prohíba la procesión "e incluso disolverla por los antidisturbios".
FACUA, al igual que su colega OCU ("Organización de Consumidores y Usuarios") se presenta como organización sin ánimo de lucro, cuando en realidad funcionan como empresas cuya captación de "socios" (es decir, clientes) pasa por promociones vergonzosas al estilo de los vendedores de enciclopedias. Si se repasan los nombres de sus perpetuos representantes, se encontrará que no pocos proceden de las filas de la izquierda, reconvertidos de profesionales de la política en profesionales de la promoción de marcas y empresas extranjeras.
Las cofradías y hermandades de Semana Santa, por su parte, son asociaciones piadosas de la Iglesia Católica, de las cuales deben ser expulsados cuantos mantengan opiniones contrarias a la Fe y la moral cristianas. El que admita la licitud del aborto en cualquier supuesto está por eso mismo fuera de la Iglesia.
Así, la organización nacional lamenta en un comunicado que "ciertas hermandades" conviertan las procesiones "en manifestaciones políticas contra el aborto" y "hace un llamamiento a la responsabilidad de las hermandades y les pide que no perviertan y dañen, convirtiéndolas en instrumentos políticos, manifestaciones religiosas y culturales del prestigio de las procesiones de Semana Santa". FACUA continúa diciendo que "la celebración de manifestaciones de carácter político está supeditada a la previa autorización de la autoridad competente. Así, si no se ha solicitado y obtenido previamente permiso para ello, no puede considerarse admisible la conversión de un acto religioso en una manifestación política, a través de la exhibición de lazos blancos en las varales de los pasos, símbolo que públicamente se ha difundido como una muestra de repulsa al aborto y a la modificación de la ley que lo regula. Símbolo que resulta, en la práctica, similar a la exhibición de pancartas. Ante esta situación, FACUA pide la aplicación de las sanciones establecidas por la legislación a las hermandades que incurran en estas prácticas, ante la falta de respeto a las reglas de juego democrático".
Se pone de manifiesto que "las reglas de juego democrático" sirven para imponer a los creyentes qué pueden y qué no pueden creer y manifestar, para intervenir directamente en la enseñanza de la Iglesia. Disparate al que han coadyuvado tanto los tibios, superficiales y falsos católicos que han impedido una postura unánime de las cofradías y hermandades, descolgándose incluso con declaraciones que dan a entender una "pluralidad de opiniones" respecto del terrorismo abortista (sin que las autoridades eclesiásticas hayan tomado medidas, por supuesto), como los hipócritas que insisten en manifestarse contra el actual proyecto de ley de plazos sobre el aborto, pero no contra el aborto ni contra la legislación vigente, con la cual han sido asesinados millones de niños (millones, en plural, si sumamos al aborto quirúrgico el aborto químico-farmacológico legalizado por el PP).
En un segundo nivel, más agresivo todavía, FACUA de Castilla y León, respaldada por su organización nacional, dice que la Semana Santa "hasta la fecha fue folklore y parafernalia" (sic) y pide al Delegado del Gobierno notifique a todas las juntas de cofradías de Semana Santa que, "si lucen un lazo blanco alguno de los cofrades o en un objeto de la procesión", deben informar de manera previa a los subdelegados del Gobierno de cada provincia. En caso contrario, FACUA pide que se prohíba la procesión "e incluso disolverla por los antidisturbios".
FACUA, al igual que su colega OCU ("Organización de Consumidores y Usuarios") se presenta como organización sin ánimo de lucro, cuando en realidad funcionan como empresas cuya captación de "socios" (es decir, clientes) pasa por promociones vergonzosas al estilo de los vendedores de enciclopedias. Si se repasan los nombres de sus perpetuos representantes, se encontrará que no pocos proceden de las filas de la izquierda, reconvertidos de profesionales de la política en profesionales de la promoción de marcas y empresas extranjeras.
Las cofradías y hermandades de Semana Santa, por su parte, son asociaciones piadosas de la Iglesia Católica, de las cuales deben ser expulsados cuantos mantengan opiniones contrarias a la Fe y la moral cristianas. El que admita la licitud del aborto en cualquier supuesto está por eso mismo fuera de la Iglesia.
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