miércoles, 17 de marzo de 2010

Una voz católica sobre el aborto

La mayor de las persecuciones romanas contra los cristianos fue la del emperador Galerio a partir del año 305. Mandó que todos los ciudadanos del imperio ofrecieran un sacrificio a los dioses de Roma, bajo la amenaza de que quien nos sacrificara sería ejecutado. Nuestros hermanos cristianos prefirieron morir antes que adorar a los falsos dioses. Miles de fieles subieron al Cielo con sus palmas del martirio. Otros católicos fueron atormentados y murieron mártires porque no quisieron reconocer la divinidad de los emperadores romanos. “A sólo Dios adorarás a Él sólo servirás”.

Nuestros mártires eran excelentes ciudadanos y daban al César lo que era del César, como mandó nuestro Señor Jesucristo; pero no podían dar al César lo que no era del César. No podían adorar ni a el emperador ni a sus falsos dioses, porque sólo podemos adorar al único Dios verdadero, Creador y Señor de todas las cosas hecho hombre en las purísimas entrañas de la Virgen Santísima y presente perpetuamente en la Eucaristía.

Hoy tampoco se puede dar al César lo que no es del César. No se puede votar a los partidos políticos abortistas porque la vida es un don de Dios y sólo Él tiene poder sobre ella. No se puede votar a ningún partido del actual arco parlamentario español, porque todos ellos son corresponsables del crimen abominable del aborto y de otras leyes anticristianas. No se puede rendir culto a esta democracia agnóstica y atea que está descristianizando los pueblos con leyes y costumbres perversas. No existe un “catolicismo a la carta” como decía Juan Pablo II, o eres cristiano o no lo eres. No se pueden votar a partidos políticos cuyos programas y líderes contradicen al Magisterio de la Iglesia. La Congregación para la Doctrina de la Fe enseñar que “La conciencia bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contenga propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral”.

¿Cómo se puede decir que un líder político es católico y mantener con una mayoría absoluta la ley del aborto? En los ocho años de gobierno de José María Aznar se asesinaron, amparados en la ley del aborto, a 511.429 niños y niñas inocentes. En los once años de gobierno de Felipe González se asesinaron por aborto a 359.624 personas inocentes. Los obispos norteamericanos niegan la comunión a los católicos abortistas. Miren los señores obispos españoles si ha llegado de ese momento para los políticos abortistas españoles. Monseñor Guerra Campos afirmó que todos los que colaboraron directamente en la elaboración de la ley del aborto eran pecadores públicos y no se les podía administrar los sacramentos.

Y el Derecho Canónico vigente excomulga a todos los que colaboran directamente en el crimen abominable del aborto. Hoy, como nunca, el pueblo fiel, incluidos sacerdotes, religiosos y monjas, necesita saber por qué los obispos norteamericanos niegan la comunión a los aborteros y porque no se puede votar a partidos políticos abortistas.
Necesitamos urgentemente una catequesis general e intensa de la Doctrina Social de la Iglesia, fundamentada en los últimos documentos de la Conferencia Episcopal Española y en el Magisterio pontifico.

P. Manuel Martínez Cano mCR

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