Lo habitual en esta bitácora, en este día, es recordar el milagro de Empel . Este año transcribo un texto que un comentarista anónimo dejó el año pasado y que me parece extraordinario. Quien quiera leer el milagro de Empel (lo recomiendo vivamente por ser uno de esos momentos tan fundamentales y tan desconocidos de la historia de nuestra patria, que deja totalmente patidifuso al que lo lee) que pinche aquí .
Amamos nuestro Dios y Señor.
Amamos nuestra Patria y sangre españolas.
Amamos nuestras leyes de cristianos y hombres libres.
Amamos nuestra Monarquía, templada y fuerte, prudente y justa. A la española.
Por Santa María Inmaculada, en pie caballeros; se nos ha concedido un tiempo. Y este es nuestro tiempo. Para alcanzar la gloria que es Dios.
Amamos nuestra Patria y sangre españolas.
Amamos nuestras leyes de cristianos y hombres libres.
Amamos nuestra Monarquía, templada y fuerte, prudente y justa. A la española.
Por Santa María Inmaculada, en pie caballeros; se nos ha concedido un tiempo. Y este es nuestro tiempo. Para alcanzar la gloria que es Dios.
Tiempo del gran testimonio, del Testigo Veraz, hijo de tan Gran Señora.
¿Tembláis? Que tiemblen los demonios. Yo y mi familia estamos por Dios.
Que más vale morir en el combate, que ver el exterminio del santuario y de la nación.
En Santa María Inmaculada
En Santa María Inmaculada
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