miércoles, 27 de mayo de 2009

Discurso de Javier Echánove en el Acto del Quintillo pronunciado el 25 de mayo de 2009

Queridos amigos:

Me gustaría, para empezar, dar muy sinceramente las gracias a la Junta de Sevilla y en especial a Quique Izquierdo que me ha atendido estupendamente esta mañana por haberme hecho el honor de invitarme a hablar a los carlistas andaluces en un acto de tantísima raigambre como es el Quintillo. Os digo de verdad que me siento muy honrado.

Los que habéis tenido la oportunidad de sufrir mis peroratas en alguna ocasión ya sabéis dos cosas:

La primera es que a pesar de mi nombre y apellido, yo soy de Madrid, como mi padre y como mi abuelo. Pero además de eso la mitad de mi sangre es andaluza, por mi madre que es cordobesa. Por eso me hace especial ilusión estar hoy aquí, delante de los carlistas andaluces. Espero que este importante dato os haga ser benévolos conmigo.

La segunda cuestión es que a mí estas cosas me ponen muy nervioso, y desde que me invitan hasta un par de días después del acto estoy como un flan. El jueves mi buen amigo Juan Manuel Rodríguez añadió un poco de leña al fuego anunciándome que se había puesto un anuncio del acto en el periódico. Claro, a uno se le quita inmediatamente la idea que tiene en la cabeza de acto íntimo y familiar y ve multitudes, con lo cual de flan pasa a natillas. En fin, que muchas gracias Juanma.

Queridos correligionarios y amigos:

Hace ya 75 años tuvo lugar el primer Quintillo. Poca idea nos podemos hacer los carlistas de hoy de la extraordinaria importancia que para la Causa entera supuso aquel acto. Por las referencias históricas de los mismos protagonistas sabemos que aquello fue un revulsivo y una campanada de extraordinarias proporciones. Y no solo para la Causa en Andalucía sino también para el carlismo en toda España.

Aquel primer Quintillo produjo una corriente de entusiasmo y esperanza en toda la Comunión. Esta corriente fue de tal calibre que llevó a nuestros dirigentes de entonces a hacer emocionadas declaraciones. El Conde de Cortina de la Mancha, antiguo jefe regional de Andalucía dijo, nada menos que aquel había sido el día más feliz de su vida. D. Victor Pradera escribió referido al acto: "¡Gracias, Señor, que has querido endulzar la acidez del brebaje que nuestros labios están forzados a beber!", y en fin Ignacio Romero Raizabal declaró: "Ya no es sólo Navarra la Israel del Carlismo. Ya hay otra Covadonga para los tradicionalistas que es Sevilla..., la roja, ¡la de los boinas rojas!".

Con la ayuda de Dios, el genio de D. Manuel Fal Conde sacó, de donde solo se percibía un aletargamiento esteril, una nueva esperanza y un nuevo futuro que como luego se demostró con creces estaba preñado de gloria y honor. Pero aquellos tiempos no eran más fáciles que los de ahora, y sin embargo muchos perciben que ese aletargamiento nos ha vuelto a envolver con la engañosa calidez de una desdeñante inactividad.

Tenemos que sacudirnos con carácter de urgencia esa castrante sensación, debemos por el bien de España volver a poner al carlismo y a la Tradición en el lugar preferente que les corresponde en la lucha social y política, PODEMOS porque no nos faltan ni las fuerzas ni las ganas VOLVER A DAR LA ESTRUENDOSA CAMPANADA QUE PUEBLE LAS CIUDADES Y LOS PUEBLOS DE ANDALUCIA Y DE ESPAÑA ENTERA DE BOINAS ROJAS, COMO ROSAS TEMPRANAS QUE ANUNCIEN UNA NUEVA Y TRIUNFANTE PRIMAVERA, ESPAÑOLA Y CATÓLICA.

Queridos carlistas andaluces, en los últimos meses me ha cabido el honor y la responsabilidad de formar parte de un grupo de correligionarios que bajo el aliento y la dirección de nuestra presidenta y secretario general se han lanzado decididamente en pos de la ansiada campanada. Me refiero, como todos os imaginareis, a la iniciativa de congregar las dispersas fuerzas del catolicismo social y político en torno a una plataforma electoral que defendiera los principios no negociables enunciados por nuestro Santo Padre Benedicto XVI.

A pesar de la generosidad, el esfuerzo y el trabajo derrochados no hemos podido coronar con todo el éxito que ansiábamos esta iniciativa a pesar de haberlo rozado con los dedos . La victoria, que solo es de Dios, vendrá cuando El quiera. Han sido meses de intensos y numerosísimos contactos y reuniones.

La Comunión ha tomado con determinación el papel de liderazgo político que le corresponde, sin complejos ni titubeos de ningún tipo, con generosidad y altura de miras, en el convencimiento de que el auténtico liderazgo se funda en el servicio y en el ejemplo.

No creo exagerar si digo que no ha quedado puerta sin llamar, ni piedra sin revolver. En pocas, poquísimas instancias hemos recibido un NO por respuesta. Os puedo asegurar, porque lo he vivido en primera persona, que la acogida que hemos recibido ha sido calurosa y expectante.

Los carlistas hemos demostrado, por si alguna falta hacía, que no somos nostálgicos ociosos, que muy al contrario somos capaces de enfrentar y dar respuesta concreta a los desafíos políticos que se nos presentan, que no nos arrugamos ante desprecios e incomprensiones, que la Tradición sigue, sin duda ninguna, viva y bien viva, y que es como ha sido y será siempre inagotable fuente de solidísimo y sincero amor a Dios y a España.

No dejemos, os pido, que este esfuerzo caiga en saco roto. Un pequeño grupo de carlistas ha dado un paso al frente, pero se necesita que el resto de la Comunión siga y si es posible adelante a los que han emprendido este camino. El objetivo que ahora nos marcan nuestros dirigentes es la Plataforma por los Principios No Negociables. Tenemos que lograr darle vida y continuidad. Es una pequeña brecha que hemos abierto en el inestable muro del sistema liberal , la Comunión cuenta con todos para hacer que esa brecha se ensanche hasta lograr derribar el muro.

Tenemos una oportunidad, hay ante nosotros una posibilidad de volver a dar la campanada, como en aquel Quintillo del 34. Podemos por esta vía, os repito, volver a poner al carlismo en el lugar de vanguardia que le corresponde. Cada uno en su puesto, en la medida de sus posibilidades, con su trabajo, con su oración y con su aliento.

Dentro de pocas fechas tendrá lugar en el Cerro de los Angeles la renovación de la Consagración de España al Sagrado Corazón. Creo que es una excelente ocasión para hacer sentir la presencia carlista. Solamente hago esta consideración para que en su caso las Juntas Regionales decidan lo que conviene hacer.

No quisiera terminar mi discurso sin evocar hoy a la inmortal Andalucía carlista que retumba en los nombres de los Tercios de la Virgen de los Reyes, Virgen del Rocío, Nuestra Señora de la Victoria, Isabel la Católica, la Merced y San Rafael. Llevamos en nuestro corazón el imperecedero recuerdo de aquel muchacho martir Antonio Molle y rendimos testimonio de inagotable gratitud al más grande líder carlista que ha dado el siglo XX: D. Manuel Fal Conde.

Hoy como ayer Andalucía debe ser tierra de glorias carlistas, madre de héroes y mártires de la Tradición católica, germen de vanguardia y liderazgo de nuestra causa en pos del Reinado Social de Cristo.

Carlistas andaluces, por Dios, por la Patria, los Fueros y el Rey

¡Viva España Católica!

¡Viva Cristo Rey!

D. Javier Echanove | Vocal Junta Carlista de Castilla la Nueva

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