martes, 13 de mayo de 2008

Más sobre Juan Carlos Puigmoltó


En el manifiesto (www.elmanifiesto.com) , José Javier Esparza publica hoy un artículo muy atinado acerca de los elogios comunicados por Juan Carlos Puigmoltó a una periodista del mundo ensalzando la figura de Zapatero. Le llama honesto, cabal que sabe a donde quiere llevar a España. En fin, lo contrario de lo que cualquier observador imparcial pueda pensar de dicho sujeto. Pero J.J. Esparza se equivoca en una cosa. Dice que es la primera vez que Juan Carlos P. se refiere con esas palabras a un presidente del gobierno. Es la segunda por lo menos. Durante el felipismo, J.C.P. declaró que "el cambio socialista ha sido muy positivo para España". Sabe perfectamente que la connivencia con la izquierda le reporta muchos más beneficios que la defensa de los valores típicos de la derecha así como los de la tradición política y social de España. No es raro, ya lo llevamos diciendo nosotros dos siglos. La auténtica tradición monárquica es la que entronca con la tradición política española que interpreta la monarquía como la expresión misma de esa continuidad y como el referente de esos valores que han informado la historia de España en sus mejores épocas. La monarquía tal como se entiende hoy es una especie de coche escoba de la democracia socialista que de algún modo sirve de valium para las conciencias de aquellos "conservadores" o "semitradicionalistas" a los que la figura de d. Juan Carlos tranquiliza por su papel (?¿?¿?) de árbitro en la política española. Durante la tramitación del Estatut de Cataluña en pleno debate sobre la identidad nacional española, este individuo hablaba para las cámaras, sonriente y pizpireto sobre su nieta... o era nieto. A saber. El caso es que esto no es llamativo para nada. En ese proyecto de país socialista donde todo lo que no sea izquierda debe ser arrinconado, no hay demasiado problema en que los vástagos de este sujeto puedan ceñir la corona, siempre y cuando ejerza su labor de contención de una auténtica reacción española y tradicional. Y es ahí donde está la clave. A ver si despierta de una vez todo ese mundo conservador y da un paso más, cayendo en la cuenta de que la auténtica tradición monárquica y española no está representada por este sujeto. Uno de los más nefastos reyes que tuvo España, Fernando VII, recordémoslo no tuvo problema en entregar España en manos del liberalismo más progresista, por el único hecho de que su hija Isabel llegara a ceñir la corona, aún sabiendo las consecuencias. Matanzas de religiosos, quema de conventos, desamortización de los bienes de la Iglesia. Estos antecedentes deben hacernos reflexionar y no caer en la gran mentira de esta república socialista coronada con aderezos de salsarosismo y frivolidad ejemplarizante.

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