martes, 9 de septiembre de 2008

EL FILÓSOFO QUE DEJÓ DE SER ABOGADO




Jaume Balmes, a quien conoció D. Juan Manuel Orti y Lara en Madrid. Soldado carlista de la época.

De la mano de nuestros amigos de Libro de Horas y Hora de Libros, una aproximación a un filósofo prácticamente desconocido, el carlista D. Juan Manuel Orti y Lara.

DON JUAN MANUEL ORTI Y LARA, PERFIL BIOGRÁFICO DE UN FILÓSOFO TRADICIONALISTA

En este mundo de hoy, mundo de leguleyos, cuánta falta hacen ejemplos morales, vidas modélicas que, sirviendo a los más altos ideales, hayan dejado de su paso por el mundo el buen olor de Jesucristo. Éste es el caso del ex-abogado y filósofo D. Juan Manuel Orti y Lara.

D. Juan Manuel fue uno de los siete hijos del matrimonio de D. Vicente Orti Criado y doña Marina de Lara. D. Vicente era médico y el primer estudioso que reparó en las virtudes salutíferas de las aguas de Marmolejo, dirigiendo facultativamente el que luego sería balneario tan celebrado en la novela “La hermana de San Sulpicio” de D. Armando Palacio Valdés, por ejemplo, o con visitas de tanto bombo como las de Charles Chaplin o D. José Ortega y Gasset que llegaron a venir buscando el manantial de Marmolejo. La esposa de D. Vicente, Doña Marina de Lara, era de una patricia familia de Andújar.

D. Juan Manuel Orti y Lara nació en Marmolejo (Reino de Jaén) el 29 de octubre de 1826 y, como era la piadosa costumbre de antaño, bautizado al día siguiente. Con trece años sus padres envían a Juan Manuel a un Colegio de Humanidades que existía en Andújar, cursando allí desde 1839 hasta 1840. Pasa más tarde al Colegio de Nuestra Señora de la Capilla de Jaén, y allí estuvo dos años. Siempre sus notas fueron sobresalientes en todas las materias que cursó: Lógica, Gramática, Matemáticas, Dibujo Lineal, Latín… Aquella era otra enseñanza muy distinta a la de nuestros días.

D. Juan Escolano y Fenoy, lectoral de la Catedral de Jaén, es una de las más poderosas influencias que recibe D. Juan Manuel. Jaén era entonces un reducto carlista. Desde 1836 en Jaén no había Obispo reconocido por la Santa Sede, pues el Obispo D. Diego Martínez Carlón había sido desterrado por los liberales a Punta de Águilas por ser considerado carlista. Cuando D. Juan Manuel llega a Jaén, los obispos que ejercen sin el reconocimiento pontificio son D. Antonio Martínez de Velasco y D. Manuel Ventura Gómez Lechuga. D. Juan Escolano y Fenoy, maestro de Orti y Lara, se convertirá también en su cuñado, y más tarde en Obispo –éste sí que reconocido por la Santa Sede- de Jaén.

Orti y Lara pasó becado a Granada, para cursar Jurisprudencia, en el Colegio de San Bartolomé y Santiago. Cuatro fueron los cursos que siguió allí, el quinto de carrera lo hizo en Madrid. En la villa y corte conoce al gran filósofo catalán Jaume Balmes. Terminó la carrera en Granada, y en 1847 alcanzó por oposición el nombramiento de regente de segunda en Psicología y Lógica, formando parte del profesorado oficial, en 1848 fue sustituto de la clase de Lógica en el Instituto y en 1849 catedrático por oposición.

Se negó a jurar la Constitución de 1869 y fue destituido por los que decían defender la libertad de cátedra. Una vez expulsado de su cátedra, ésta será ocupada por el krausista Chamorro. El Marqués de Viluma fundó en Madrid la Asociación de Católicos, con una auténtica Universidad aunque conformada al más modesto título de Estudios. Al frente de estos Estudios Católicos estuvo D. Francisco A. Aguilar, que con el tiempo se convertiría en Obispo de Segorbe. D. Francisco A. Aguilar y D. Juan Manuel Orti y Lara habían fundado una revista llamada “La Ciudad de Dios”.

En 1875 Orti y Lara concurre a un concurso de méritos para ocupar la cátedra de Metafísica de la Universidad Central –de la que había sido separado Salmerón. Los méritos de Orti y Lara eran abrumadores: ganador de dos oposiciones –a regente y catedrático numerario-, veintidós años de servicio académico, veintitrés volúmenes publicados sobre Filosofía y Derecho Natural… Pero, conceptuado como carlista, no obtuvo la plaza. Orti y Lara era asiduo colaborador de “El Siglo Futuro”, periódico combativo bajo bandera carlista. Alejandro Pidal y Mon, comportándose como un auténtico caballero, puso al margen las diferencias políticas y, gracias a sus gestiones a favor de la justicia, Orti y Lara fue nombrado catedrático de Metafísica de la Universidad Central de Madrid.

Orti y Lara abandonó la profesión de abogado. Lo que nos transmitió D. Miguel Arjona Colomo, uno de sus mejores estudiosos, pasó que D. Juan Manuel tuvo que defender a un detenido, sobre el que pesaban graves acusaciones. El abogado Orti y Lara logró que su cliente saliera absuelto, pero el hecho de saber que el acusado -tal y como se lo había confiado- era verdaderamente culpable de los delitos provocó que D. Juan Manuel sufriera indeciblemente, por creerse colaborador del mal. Fue así como renunció de por vida al oficio de leguleyo, por tal de no defender jamás a ningún canalla que tenía que estar pagando sus culpas en vez de ser defendido. Hasta tal punto era íntegro el gran filósofo D. Juan Manuel Orti y Lara... Digno de admirar.

Su obra, actualmente desdeñada, forma un vastísimo conjunto de publicaciones, desde las periodísticas en “El Siglo Futuro”, “La Ciudad Católica”, “Triunfo”, “La Alhambra”, “La Armonía”, “La Razón Católica”… y sus libros. Combatió todos los errores doctrinales que se introducían en nuestra desgraciada patria: examinó y refutó los sistemas de Kant, Schelling, Hegel y Krause, al positivismo de Spencer y al evolucionismo de Darwin… Siempre sostenido en la luz verdadera de la filosofía perenne del Doctor Angélico. Menéndez y Pelayo escribió de D. Juan Manuel Orti: “Escribía con limpieza de estilo no común entre filósofos”.

D. Juan Manuel Orti y Lara pasó a mejor vida el 7 de enero de 1904.

EL JUICIO DE LA POSTERIDAD
Uno de sus más profundos conocedores fue nuestro amigo D. Miguel Arjona Colomo (q.e.p.d.), a D. Miguel le debemos un ensayo sobre la vida y obra de Orti y Lara que creemos esencial y sobre el que se ha basado el perfil que hemos servido de D. Juan Manuel. Sin ánimo de ser prolijos, servimos algunas de las opiniones que a D. Miguel Arjona Colomo le merecía la obra de Orti y Lara.

El pensamiento de Santo Tomás de Aquino no se opone a los sistemas modernos como el pasado se opone a lo actual, sino como lo eterno se opone a lo momentáneo”.

No podemos volver al pasado, pero deseamos ver restituido en un mundo nuevo, los principios espirituales y las grandes verdades que informan el tomismo”.

El prurito de la originalidad, del juego fatuo de la novedad a ultranza que corrompe a tantos intelectuales, es incompatible con la suprema y humilde austeridad con la que el filósofo tiene que servir a la verdad”.

En la crisis de la inteligencia y especialmente de la metafísica, que caracteriza nuestra época, ante la disociación de lo temporal y de lo divino que acongoja el alma contemporánea, la síntesis tomista es todavía la fuente más caudalosa y más presa de luz, de elevación y de equilibrio.”

Orti y Lara es un pensador de gran solidez científica, unidad de conceptos y una gran claridad en la exposición.”

Grandes verdades para no olvidar nunca.

1 comentario:

  1. "Al pensamiento metafísico de Santo Tomás de Aquino se opone cada uno de los sistemas distintos a él, antiguos y modernos. Simplemente, transcurrido tiempo, pasan de modernos a ser antiguos, sin mutación de esencia. El Tomismo no se contrapone a lo actual, como algo que existió en el pasado se contrapone a lo que existe en el presente, contraposición de meros momentos distintos existenciales. Porque el Tomismo, desde su creación, nunca ha dejado de existir, en una cadena ininterrumpida de sucesivos pensadores. Es pasado, presente y será futuro. Perenne. No se contrapone a lo meramente actual del presente, moderno o de moda, sino como lo eterno se contrapone a lo momentáneo y pasajero."
    Ahora sí está enmendado aquel pensamiento.
    Nunca ha existido ni existe, ni existirá, el Neotomismo, sino el Tomismo. O es Tomismo, o no lo es. O se ha acabado y se restaura, y ello sólo en cuanto al tiempo, y la historia y entonces hay Neotomismo, o nunca se ha acabado, y por tanto el Tomismo es lo que es y existe como tal mientras exista.

    Ricardo de Perea y González, Pbr°..

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