La tradición no es una cosa cristalizada y petrificada, como continuamente se afirma. Su nombre mismo lo indica; expresa la transmisión de cosas que van de una generación a otra; es, por consiguiente, el vehículo del progreso social. El progreso moriría al nacer, acabaría con el germen, si la tradición no lo llevara en sus brazos, si no pasase de una generación a otra el caudal de instituciones y principios que forma la trama espiritual que las une y las enlaza; porque las generaciones no están unidas sólo por los vínculos que engendra el suelo y el tiempo, y esa trama espiritual no se puede romper en un pueblo sin que su vida entera se resienta y se quebrante.
Juan Vázquez de Mella y Fanjul
(Extracto de un discurso en las Cortes. 3 de marzo de 1906)
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