No es un post para ganar amigos, tampoco para perderlos, si perdiese alguno es que no era tal.
Siento náuseas por la caterva de católicos adoratrices de un personaje tan nauseabundo. Me da igual que le hayan concedido el Premio Nobel, absolutamente igual. Simplemente: yo, no me alegro.
Un estómago agradecido la Intelligentsia progre española. Una izquierda que le amamantó publicándole novelas pornográficas que no habrían tenido cabida en la colección «Sonrisa Vertical» de Berlanga. De una técnica literaria muy mediocre y una cultura bastante limitada.
Gracias a Dios no es el nivel de la literatura hispanoamericana, otros más merecedores no lo ganaron. De eso podemos estar tranquilos, no le han premiado por su escritura, se lo han dado por «por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual». Hay que ser hortera.
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