miércoles, 29 de octubre de 2008

Antonio Molle Lazo







Antonio Molle Lazo
(1915-1936)
"Murieron por Dios por España
¿Pueden existir mayores amores que estos?"

NIÑEZ

Nació en Arcos de la Frontera (Cádiz) en la madrugada del Viernes Santo, 2 de Abril de 1915. El niño había de ser lo que eran sus padres, ferviente cristiano y español de una vez.

Antonio vivió siempre en la esfera familiar y pudo copiar la virtud y la honradez de sus padres. Así, los frutos de aquella educación cristiana no se hicieron esperar mucho. En efecto, heredó su religiosidad sana, definida y verdadera, su fe insobornable, pronta en todo momento a demostrarla sin falsedad… El corazón de Antonio tenía delicadezas y atenciones filiales. Así cuando se le entregaba algún dinero, lo invertía para comprar regalos a sus padres, mortificando su natural inclinación, para practicar esta hermosa virtud. También sacrificaba un juguete para invertir su importe en unos caramelos que ofrecía a sus padres. Así se entrenaba para los más grandes sacrificios.
Su piadosa directora y maestra dice de él que era piadoso y tranquilo y entre sus buenas cualidades enumeraba su docilidad y obediencia .

Otro hermoso fruto del corazón de Antonio fue la caridad que se traducía en sentida compasión para con los pobres. Esta compasiva caridad unida a su gran desprendimiento fueron corrientes en el corazón de nuestro joven.

JUVENTUD

 Se había educado en las Escuelas de los HH. de la Doctrina Cristiana.

Su Dios, su España Tradicional y su familia: he ahí los objetivos que llenaron la vida de este joven español. Antonio no descansaba un momento; buscaba ocasiones para lanzar sus "bombas escritas"; iba a la estación, subía al tren y de vagón en vagón entregaba a los viajeros unas hojas conteniendo un llamamiento al Ejército para rebelarse contra aquel desastroso estado de cosas. Y después de repartir sus hojas gritaba: "¡Viva Cristo-Rey!". ¡Pobre A ntonio! Por esos gritos de insubordinación, al día siguiente, los agentes vinieron arrestarle. Todos los días de reclusión los aprovechaba para hacer su ejercicio de las flores, rezar el Santo Rosario y leer algunas páginas del Año Cristiano. Lectura que todos los jóvenes de la cárcel escuchaban.

Después de su salida de la cárcel, se pasó varios días visitando amigos y personas que le agasajaron. Una de las visitas más expresivas fue la que hizo a las R.R. M.M. Agustinas del Convento de Ntra. Sra. De Gracia. La Madre cuenta que Antonio y sus amigos venían muy alegres y dispuestos a luchar. Ella le preguntó: "Pero, Antonio, ¿tú no tienes miedo de que esos hombres te proporcionen la muerte?". Y él contestó: "Madre, ¿Y puede haber mayor gloria que dar la vida por Cristo?"…

También tenía mucho valor en vencer el respeto humano hasta enfrentarse con los hombres blasfemos. Un día en que fue toda la escuela de merienda, oyó a un carretero que blasfemaba. Antonio se enfrentó con el hombre diciéndole: "Señor, este lenguaje no lo entienden sus caballerías, y por eso mismo no pueden con el carro. Como diga usted otra blasfemia, le denunciaré al Señor Juez para que le eche una multa". Bien podemos llamar a nuestro Antonio Molle apóstol contra la blasfemia. ¿Qué fue la vida de este joven? Ordinaria, sencilla, desprovista de grandes obras. Lo más extraordinario en este alma era su extremada simplicidad…
Y cuanto más avanzaba en edad, más se robustecía su espíritu de fe y el amor a la Tradición.
Constante y jovial, en el juego nunca porfiaba tratando de conciliar los diversos pareceres. Pero era un temperamento enérgico e inflexible cuando los supremos ideales de su Religión eran amenazados.

APÓSTOL

 Su primer paso en el terreno público del catolicismo fue entrar en la Juventud Católica que llevaba por norma la piedad, el amor y el sacrificio. Molle sabía que la República de 14 de abril de 1931 quería dar un golpe definitivo a Dios. Y se dio perfectamente cuenta de la responsabilidad que pesaba sobre él, como joven católico y carlista. Un mes después del advenimiento de la odiosa República, las iglesias eran incendiadas, los sacerdotes huían…Antonio se ofrece para defender las Casas de Dios y a sus sagrados ministros. Así, día y noche hace guardia en diversos templos y comunidades. Amenazas, burlas, criminales atentados, todo lo superó. Y aprovechaba todos los medios de que podía disponer para contrarrestar las fuerzas del mal con una actividad intensa y constante en defensa de la verdad y del bien. Llevaba en su corazón la fortaleza de la fe, robustecida por la frecuente comunión y el ejemplo vivo de sus padres. Su grito preferido era: "¡Viva Cristo-Rey!". Cristo-Rey tenía en Antonio un enamorado de su Doctrina y de su Nombre… Todo esto sucedía durante la República masónica y comunista. Los días trágicos se acercaban con celeridad. El ejercitaba su vida cristiana, la Sta. Misa, la Comunión, los actos de piedad.

Una noche, cae en una emboscada en plena calle. Los comunistas gritan:" ¡Vas a morir! ¡Infame!" Uno saca una pistola y busca el pecho de Antonio, pero la bala se le encasquilla y no puede disparar. Los enemigos de Antonio desaparecen avergonzados y él queda sereno. En más de una ocasión, nuestro joven carlista había visto la mano providencial de Dios.

ALZAMIENTO NACIONAL

Tenía 21 años cuando el 18 de Julio de 1936 España se alzaba contra el gobierno marxista comunista. Así, el día 8 de Agosto de 1936 entraba en Lora del Río un grupo de guardias civiles y requetés. Entre estos bravos iba nuestro Antonio.

Y el 10 de este mes la pequeña guarnición oyó la santa Misa. Hacia las 11 de la mañana, un grupo numeroso de rojos empezó a inundar las calles del pueblo. Entonces, empezó un ataque durísimo y algunos se parapetaron en azoteas y la mayor parte de la guarnición se replegó al Ayuntamiento. Toda la atención de Antonio era el salvar a las Hermanitas de la Cruz cuyo Convento estaba muy próximo. Dirigiéndose hacia el convento, una pobre madre de familia pedía socorro en la calle. Antonio acudió en su auxilio y exponiendo su vida logró ponerla a salvo. Llegaron, por fin, al Convento, con otros, y se defendieron heroicamente de los atacantes. Pero los rojos invadieron el convento, y todos se fueron evadiendo. Antonio se rezagó un poco por tener que amparar algunas personas que con apuros iban pasando por tapias y tejados. Los rojos al verlo dispararon contra él y le rompieron el brazo derecho. Él seguía defendiéndose con su pistola. Por fin no pudo más y los rojos se arrojaron sobre él y le cogieron.

MARTIRIO

Una vez hecho prisionero, los rojos sacian su sed de venganza. Sus amenazas eran imponentes. Ebrios de odio y de sangre le dicen: "Grita: ¡Viva Rusia!" y él contesta: "¡Viva España!". Los rojos deciden atormentarle hasta conseguir sus propósitos. "Si no dices...(una horrible blasfemia) te cortamos las orejas", "¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!" - exclama fuertemente Antonio. Y el cruel verdugo sin compasión cumple su amenaza y le corta una oreja. Dí: "¡Viva Rusia!" (y añade otra horrenda blasfemia). "¡Jamás! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!"y el bárbaro miliciano le corta la otra oreja. "¡Ay Dios mío!" - exclama el mártir mientras se desangra.

Entonces entre risas y blasfemias, con la bayoneta le cortan la nariz para hacerle claudicar, pero el mártir confiesa una vez más su amor a Cristo Rey y a España.

Vamos a sacarle los ojos. Ya veréis cómo grita "¡Viva el comunismo! ¡Viva Rusia!"y con la punta de la bayoneta le arrancan un ojo y luego el otro. Nuestro héroe se queda inmóvil, la sangre sale a borbotones. Ya no verá más la luz del sol, pero su fortaleza es sobrehumana y grita: "¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!".

Por fin le disparan un tiro seco de pistola sobre el pecho. El mártir grita por última vez: "¡Viva Cristo Rey!" y se desploma con los brazos en cruz chorreando sangre. Uno de los rojos quiere rematarlo, pero otro grita: "¡No lo rematéis, dejadlo que sufra!"... Y aquellos desgraciados que se han visto vencidos y humillados por este joven héroe, llenos de rabia diabólica con un cuchillo y sus fusiles le golpean y acuchillan al pobre agonizante que muere completamente destrozado. Los energúmenos, sin embargo, no pueden contener su deseo de venganza y de sangre, y acercándose al mártir agonizante le golpearon y acuchillaron sin piedad…

He aquí la santa y dolorosísima muerte de Antonio Molle Lazo, Requeté del Tercio de Nuestra Señora de la Merced. El martirio de Antonio Molle había durado unas tres horas…

Cuando poco después se encontró su cadáver tenía en su rostro una sonrisa dulce y en su mano izquierda un objeto que apretaba fuertemente: era su pequeño Crucifijo. Dio su vida para que Cristo reinase en España. Era el 10 de Agosto de 1936 fiesta de San Lorenzo, joven mártir como él, que sufrió tormentos de fuego muriendo en un lecho de carbones encendidos y que bajó seguramente del cielo para dar un abrazo a Antonio y llevárselo al Paraíso a gozar eternamente junto a la Virgen y Cristo Rey.

RESUMEN

Si quisiéramos hacer un resumen de su vida diríamos: Tenía 21 años. Sus padres eran fervorosos católicos. Se había educado en las Escuelas de los HH. de la Doctrina Cristiana. Sus ideales: su Dios, su España Tradicional, su Familia. Se distinguió por:

Su amor a la pureza. "Jamás se le oyó palabra menos pura" - decían sus padres. "Nunca, nunca se le vio faltar Dios, hacer cosa menos pura profesar palabra, frase equívoco menos digno de un joven cristiano católico" se expresan sus amigos...

Su amor a los pobres. No podía tolerar que a los pobres les faltase el pan y la limosna. Un día, al ver que su madre, debido a la escasez de aquel tiempo, daba unas pocas moneditas a un pobre exclamó: "¡Mamá, Mamá !, ¿y qué va hacer este pobrecito con estos céntimos?".

Su amor a la Eucaristía. Frecuentemente recibía los Sacramentos y visitaba a Jesús Sacramentado. Jesús le miraba y como diría S. Juan de la Cruz"yéndolo mirando, con sólo su figura, vestido lo dejó de su hermosura".

Su sonrisa. Era alegre y bulliciosa porque nacía de un corazón puro y en paz con Dios. "Era de temperamento alegre jovial, siempre tenía la sonrisa flor de los labios nada parecía arrebatarle su serenidad de ánimo"- declaraba un amigo suyo.

Su amor a María Santísima. A Ella se consagró y como buen cofrade prometió llevar toda la vida el santo escapulario del Carmen, cosa que cumplió hasta su muerte.

Su amor a Cristo Rey. Fue la ilusión de toda su vida. Se alistó como requeté en el Tercio de Ntra. Sra. de la Merced de Jerez de la Frontera. Antonio con unos compañeros fueron a salvar a las monjas. Una bala hizo blanco en su brazo; dejó el fusil y con la otra mano continuó con la pistola haciendo fuego hasta que no pudo más.

Su ardorosa caridad. Por salvar a la Monjitas de las MM. Agustinas fue capturado y atormentado hasta morir.
Muchos se encomiendan a él alcanzando abundantes gracias y favores. Esperamos verlo algún día glorificado en nuestros altares.

¡ANTONIO MOLLE LAZO, mártir de Cristo!
¡¡Ruega por nosotros!!

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