sábado, 25 de mayo de 2013

«Los reaccionarios les procuramos a los bobos el placer de sentirse atrevidos pensadores de vanguardia», NGD

Nicolás Gómez Dávila

Ayer 100 años del nacimiento de Nicolás Gómez Dávila –Colacho–, el filósofo y escritor colombiano. De haber escrito en francés o alemán sería mundialmente famoso, de hecho, el reconocimiento a su obra vino después de que se tradujese al alemán. Reconozco que la contundencia de sus escolios me atrae aún más que la fuerte prosa de Nietzsche, Schopenhauer o del agermanizado Ortega y Gasset, por la forma y porque aquí hay Verdad. Sólo Leon Bloy me produce el mismo efecto, ni siquiera Castellani, quizá porque su estilo es otro. G.K. Chesterton juega a otro «deporte».

¿Referencias en la prensa? Ninguna. En español menos. El primer pronto ha sido el mosqueo. Luego he caído en la cuenta que era el mejor homenaje al escritor, que habría abominado de la vulgarización. Dejo para el año que viene, vigésimo aniversario de su muerte, contaros más de él, o quizá, mejor, pedirle a José Miguel SerranoEnrique García-Máiquez o Guillermo Urbizu que nos lo regalen. Asumo mis limitaciones.

Sin lugar a dudas uno de los pensadores actuales –si le llamo «moderno» resucita y me apalea– más provocador y que concita más admiración. Da igual que sean ateos y progres (él era profundamente católico) o liberales (él era profundamente «reaccionario»). Sólo deja indiferente al vulgar y al bobo.
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lunes, 13 de mayo de 2013

Crónica de la 50ª Reunión de Amigos de Ciudad Católica

El pasado 20 de abril se celebraba la L Reunión de Amigos de Ciudad Católica. Lejos queda aquel 1961, en el que, por estas mismas fechas, 22-23 del mismo mes, un grupo de amigos, que habían decidido impulsar y editar la revista Verbo, se dieron cita en el Monasterio de Santa María del Paular. El evento contó con la inestimable presencia de Jean Ousset, el director de La Cité Catholique; quien explicó como la organización por él  fundada se proponía suscitar, aclarar y animar todo aquello que pudiera servir a promover un renacimiento católico en el orden temporal; aclarando que no pretendía ser un partido político. Tampoco ser la “voz” de la Iglesia, sino su “eco”. Ahora, la labor continúa. Han sido 50 años al servicio de la formación cívica y cultural según el Derecho Natural y Cristiano.

En esta ocasión  el tema de la convocatoria giró en torno a la Tecnocracia y Democracias. El profesor John Rao (Universidad San Juan, Nueva York) debía a ser el primero en hablar, pero debió excusar su inasistencia. Su ponencia (La democracia representativa génesis y desarrollo) fue leída por Juan Cayón, que también fue el encargado de realizar la apertura del seminario. La misma se centraba en la figura de  Luigi Prospero Taparelli d’Azeglio y su obra Ensayo teórico del Derecho Natural apoyado en los hechos (1840). Para éste no había contraposición entre “democracia” y “monarquía hereditaria”, al menos en su espíritu y en la práctica, dado que la obligación del monarca es  descubrir y atender los deseos populares auténticos. Lo que él contraponía a la monarquía era un gobierno que basase su derecho especifico de mandar sobre la voluntad de algunos o todos los gobernados.

El segundo en tomar la palabra fue Felipe Widow (Universidad Católica de Santiago de Chile), quien fue presentado por José Miguel Gambra. En su exposición (La democracia deliberativa: de las instituciones al consenso) defendió la tesis de que en la llamada democracia deliberativa se reúnen una serie de teorías de la democracia con grandes diferencias entre sí, dado que todas ellas encuentran, al menos tres notas características: la crítica de la democracia liberal; la refundación de la estructuras políticas; y la constitución de la deliberación pública como el eje sobre el que debe realizarse aquella refundación.

La última exposición de la mañana corrió a cargo de Dalmacio Negro, quien a su vez fue presentado por Andrés Gambra. Su exposición (La democracia partitocratica: problemas ideológicos  e institucionales), y sin desmerecer las otras exposiciones, constituyó una autentica clase magistral,  en la que partiendo de la diferencia entre formas de gobierno y de régimen político, y tras hablar de la legitimidad como fuente de la autoridad, desembocó en el tema en cuestión. Las democracias contemporáneas necesitan para legitimarse de la participación, pero esta es tan solo uno de los mitos que favorece a la oligarquía partidista, reduciéndola a la mera emisión del voto.

Tras un breve receso, en el que los expositores y el público asistente pudieron intercambiar ideas y opiniones de forma más relajada y amigable,  comenzaron las conferencias de la tarde. El primero en tomar la palabra fue Danilo Castellano  (Universidad de Udine). Su ponencia (La democracia “corporativa”) podría llamar a la confusión al pensar que el autor pretendía abordar el “Estado Nuevo” del fascismo mussoliniano o salazarista.  Pero su objetivo era abordar las transformaciones de la democracia en la postmodernidad, centrándose en tres aspectos: 1º) La democracia “corporativa” de la doctrina politológica, que ha ido modelando los Estados de la democracia occidental; 2º) El “Corporativismo” nominalista on-line, como el nuevo agora virtual, imbuido de un cierto nihilismo político; y 3º) La doctrina politológica del Estado ha marcado el paso del bien moral al bien común, entendiendo este como riqueza material.

El siguiente en tomar la palabra fue el profesor Miguel Ayuso, que lo hizo con una sugerente y provocadora ponencia sobre la Tecnocracia como forma de gobierno. Para ello tomo como punto de partida un viejo libro de Vallet de Goytisolo: Ideología, praxis y mito de la tecnocracia  (1971). Se suele presentar la tecnocracia como la ausencia de ideologías, no obstante uno de sus  máximos  exponentes en España, Gonzalo Fernández de la Mora, profetizó también el Crepúsculo de las mismas.  Pese a ello el profesor Ayuso centro sus esfuerzos en demostrar, que pese a todo, la tecnocracia no es sino una manifestación ideológica más del siglo XX, vigente bajo otras denominaciones en los primeros años del presente.
El último en tomar la palabra fue Bernard Dumont, el director de la prestigiosa revista Catholica. Su exposición (La Iglesia y las democracias) giro entorno a visión crítica de la democracia liberal  en los documentos pontificios, mención especial la realizada a León XIII,  y las transformaciones a partir del Concilio Vaticano II.

Tras algunas breves intervenciones y preguntas del público asistente, la reunión se levantó con unas breves palabras de Miguel Ayuso. Los organizadores ya están trabajando y definiendo los temas a tratar en la  próxima convocatoria.    

José Díaz Nieva | Siempre P´alante

martes, 7 de mayo de 2013

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE S.M.C. DON FRANCISCO JAVIER DE BORBÓN Y BRAGANZA, REY LEGÍTIMO DE LAS ESPAÑAS, ABANDERADO DE LA COMUNIÓN TRADICIONALISTA, DUQUE DE PARMA




Nada humano puede llamarse Causa sin ideales nobles y virtudes propias; el Carlismo es Causa Santa por sus ideas y porque tiene una virtud característica: la lealtad. Sin ella los ideales perecen y nuestra Causa quedaría degradada.

Por eso yo debo preveniros del peligro para los ideales y para la lealtad, cual es el desaliento.

Ese es el que tienta al abandono de la brecha, persuade al conformismo y engendra las disensiones. Contra el desaliento yo os recuerdo que la vocación de carlistas es vocación de luchas y contradicciones, vocación de espíritus fuertes. Si así no fuera, habrían invadido nuestro campo, atraídos por el brillo de nuestras glorias, todos los adoradores del dios éxito. Nuestro Dios murió en la soledad del calvario; nuestros reyes en las tristezas del destierro. Sin esas grandes amarguras, que llenan nuestra historia política, no tendríamos derecho a la clara esperanza en la pronta resurrección de España acabadas las actuales dolorosas tribulaciones.

De corazón os saluda, vuestro

Francisco Javier de Borbón

Pp. Reg.

Roma 8-V-1950.